El trébol de cuatro hojas

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Aún recuerdo cuando desde pequeñito venía a este lugar buscando la diferencia. Buscando eso que era difícil de encontrar. Mirando con atención cada hoja, una por una. Yo sabía, sentía, que el trébol de cuatro hojas estaba en algún lugar. Y si no era hoy cuando lo encontrase, iba a ser en las próximas veces. No me importaba no encontrarlo un día, o al otro, o al año siguiente. Estaba seguro que en el momento menos pensado iba a estar ahí. Y así fue. Llego aquel día tan esperado. Apareció el trébol de cuatro hojas entre otros muchos de tres hojas. ¡¡¡Estaba tan emocionado!!! Sabía que no era cuestión de suerte. Yo no creo en la suerte, ni en las casualidades. La suerte en esta vida es irreal. Esta palabra está mal empleada. Que sucedan cosas a las que llamamos suerte es porque estamos en el momento adecuado en el lugar adecuado. Además, el resultado de haber encontrado el trébol de cuatro hojas fue debido a un trabajo constante en su búsqueda. Quizás haya personas que piensen que el trébol de cuatro hojas no existe, o que encontrarlo sea una excepción, pero porque nunca lo hayan buscado no significa que no esté ahí.

A día de hoy sigo haciendo lo mismo, buscando y dirigiéndome a lo que creo, en lo que siento. Y aunque que hoy no sea capaz de tenerlo no significa que no vaya a estar ahí mañana.

Algunas personas nos intentan hacer ver que hay solo una realidad, o que lo que hacemos no nos va a llevar a ningún sitio, o que no hacemos lo correcto, etc. Pero esto es solo visto desde la perspectiva de esa persona. Una persona que se pone limites a ella misma. Y que se ponga limites a ella misma, no significa que esos limites deban ser usados en otros.

Si queremos limites debemos ponérnoslos nosotros mismos. Que no recaiga sobre nosotros la influencia de nadie. Debemos luchar cada uno por nuestras experiencias. Solo nosotros sabemos lo que sentimos, lo que vivimos, lo que vemos, lo que percibimos, etc. Hay que darse cuenta de que una misma cosa puede ser interpretada de forma distinta por cada persona. Lo que unos pueden ver agradable, otros lo pueden ver desagradable y viceversa. Por lo tanto el punto de vista de un receptor que no seamos nosotros, no debe influir sobre el nuestro.

Quiero hacer ver con esto, que en los días actuales, todos a tu alrededor quieren imponer(te) su verdad, su experiencia. Ellos se creen conocedores de la verdad, y puede que así sea, pero esa verdad es suya, individual, propia de cada uno. Yo sentía la verdad del trébol de cuatro hojas, luché por ella, me mantuve observador hasta que lo encontré. Sin embargo puede que para otros esto no sea verdad, no crean en que haya opción de encontrarlo, por mucho que yo les diga que sí. En estos casos, lo mejor es que le muestres tu verdad con el ejemplo, pero nunca imponerla. Mostrar no es lo mismo que imponer. Cuando tu pones a relucir tus descubrimientos, el observador es libre de elegir, pero si tu impones al observador a hacer lo que tu haces, ya le estas condicionando, le estas limitando su razonamiento.

En estos años que vengo practicando el culto al cuerpo, a la mente y al espíritu, me he dado cuenta que hay muchos «charlatanes» que quieren imponerte su verdad. Una verdad que ni siquiera ellos practican. Solo la venden, comercializan con ella aprovechándose de los buscadores «perdidos» en un mar donde la civilización lo a llenado de dudosa información, ya sea por motivos económicos o por motivos de sentir poder sobre los demás. Te introducen el miedo, o te ponen en contra de los demás. Incluso te hacen ver en los demás lo que no quieren que veas en ellos. Y ya sabemos, que en la actualidad por desgracia, una mentira tiene mas peso que la verdad, pero tarde o temprano, la verdad sale a relucir, y con más peso que antes. Si Arnold Ehret demuestra la Salud con su formula V = P – O donde la vitalidad es igual al poder infinito que nos da la naturaleza menos la obstrucción que sufre nuestro organismo por hábitos de vida incorrectos durante toda nuestra vida, se puede proponer también la formula para mostrar la justicia, lo que realmente prevalece, es decir Justicia = Verdad – Mentira/tiempo, donde la justicia es igual a la verdad dividida del tiempo que va pasando desde que entro en escena. El principal defecto que tiene la Mentira, es que no puede ser mantenida en el tiempo. Sin embargo, la Verdad es inquebrantable. Mientras exista la verdad, existe la justicia. Pero como ya decía antes, al principio la mentira tiene más peso, pero si la dividimos por el tiempo que va pasando desde que fue puesta en escena, al final acabará reduciéndose, es decir, acabará llegando a ser nula o incluso negativa, por lo que al aplicar la formula, la verdad llegará a ser mucho más poderosa que antes.

Uno tiene que remar con fuerza, no debe dejarse llevar por las mareas. Debes abrir unas puertas y cerrar otras. Pero debes ser claro en tu objetivo, escuchando, comprendiendo, comprobando y razonando por ti mismo, sin la influencia de los «charlatanes» o de los «sabelotodo» o de esas personas que quieren lo mejor para ti, pero tu sabes que es lo mejor para ti, o al menos lo que no lo es. De este modo, tomaras consciencia de donde te tienes que alejar y hacia donde te tienes que acercar. Si sientes y confías en el trébol de cuatro hojas, al final, será él quien salga en tu búsqueda.

En resumen: Lo que yo aprendí de aquella experiencia con el trébol, es que cuando crees en algo debes luchar por ello, sin importar lo que digan los demás. Por que en mi experiencia de vida, todos los resultados adquiridos por este tipo de acciones, me están llevando al conocimiento, a la sabiduría, a la paz, a la felicidad, al amor, siendo esto un gran viaje ascendente hacia el interior. Un viaje sin limites. Un viaje infinito.